Somos felices, muy felices. Estaba segura de ello, pero ahora lo estoy, incluso un poquito más. Somos felices cada mañana cuando nos reencontramos, en cada beso de buenos días, en cada mirada que cruzamos, cómplice de mil aventuras diminutas. Somos felices cuando, sin hablar, nos entendemos a la perfección, cuando sabemos leer pensamientos mudos en un gesto tímido. Somos felices cuando bailamos a lo loco, incluso cuando lloramos, juntos. Cuando nos emocionamos al compartir algo importante, algo nuestro, de todos; cuando somos partícipes de la felicidad de los demás. Ya lo decíamos al principio, somos una gran familia y así lo sentimos. Nos cuidamos, nos protegemos, crecemos y nos acompañamos. Y somos felices, claro que lo somos. Porque otro año más somos y así seguirá siendo siempre.
Otro año más que llega.
Hagamos que sea maravilloso.
Os quiero.
(Nos falta el pequeño Juan en la foto, ¡pero la semana que viene conseguiremos una todos juntos!)
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