...Y aunque las estrellas fugaces sean efímeras y se marchen, muchas otras llegan para iluminar el cielo; el cielo y nuestra vida.
Ahora sé que la riqueza de la vida reside en todas esas almas que llegaron volando a clase; volando, a rastras o muertos de miedo. Y puedo asegurar que no eran los únicos asustados; hasta yo di mil vueltas en la cama la noche anterior. Pero nada dura para siempre y menos el miedo, ¡sino que se lo digan a nuestro amigo, el Monstruo de Colores! (tranquilos, dentro de nada podremos conocerlo mejor). Aquellas caritas, aquellas manos minúsculas, aquellas pielecillas suaves venían para conquistarme, ¡y vaya si lo han hecho! Ahora cuento las horas que quedan para poder verlos de nuevo, para empezar a caminar juntos por esa cosa tan misteriosa que es el cole y por todo lo que tiene para enseñarnos (y tienen ellos para enseñarme a mi). Como yo digo, ¡son pequeñas estrellas fugaces en potencia! Estoy segura de que no habrá día que no me sorprendan, no habrá día que no muera de amor con ellos y no habrá día que no de gracias a Dios por todo el amor por mi profesión que sembró en mi corazón hace ya mucho, mucho tiempo.
¡Estamos preparadísimos! ¡ESTAMOS PREPARADÍSIMOS!
Empecemos a brillar, luciérnagas.
Os quiere,
Vuestra seño Pau.
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